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UNA REVELACIÓN ANTES DE MORIR. Estaba ya fray Gil con la enfermedad de la que a pocos días murió, y enfermó también de muerte un fraile dominico. Otro religioso amigo de éste, viéndole próximo a …Más
UNA REVELACIÓN ANTES DE MORIR.

Estaba ya fray Gil con la enfermedad de la que a pocos días murió, y enfermó también de muerte un fraile dominico. Otro religioso amigo de éste, viéndole próximo a morir, le dijo:

— Hermano mío, si te lo permitiese el Señor, quisiera que después de tu muerte vinieses a decirme en qué estado te encuentras.

El enfermo prometió hacer lo que el fraile le había pedido, si Dios se lo permitía.

Ambos enfermos murieron el mismo día, y el de la Orden de Predicadores se apareció a su hermano superviviente y le dijo:

— Voluntad es de Dios que te cumpla la promesa.

— ¿Qué es de ti? —le preguntó el fraile.

— Estoy bien —respondió el muerto—, porque aquel mismo día murió un santo fraile Menor, llamado fray Gil, al cual, por su grande santidad, concedió Jesucristo que llevase al Cielo todas las almas que había en el Purgatorio. Con ellas estaba yo en grandes tormentos, y por los méritos del santo fray Gil me veo libre.

Dicho esto, desapareció, y el fraile que tuvo esta visión no la reveló a nadie; pero ya enfermo, temeroso del castigo de Dios por no haber manifestado la virtud y gloria de fray Gil, hizo llamar a los frailes Menores. Se presentaron diez, y, reunidos con los frailes Predicadores, reveló el enfermo devotamente la visión ya referida. Investigaron con diligencia, y supieron que los dos habían muerto en un mismo día.

En alabanza de Jesucristo y del pobrecillo Francisco. Amén.

(Tomado del libro: “Florecillas de San Francisco”)